V
LA MIRADA DE CELINE
El sueño de María Teresa de Austria era
que su hija se convirtiera, con los años, en reina de Francia. La emperatriz se esforzaba por casar a su hija con el mayor de los
nietos del rey Luis XV, el delfín Luis Augusto y futuro Luis XVI. Al mismo tiempo,
acariciaba la idea de unir a otra de sus hijas, Isabel, con el viejo Luis XV. Se trataba de sellar la alianza
franco-austríaca concretada en 1756 por el tratado de Versalles,
con el fin de neutralizar la ascensión de Prusia y la expansión de Inglaterra.
Mientras esperaba su presentación en la
corte de Versalles, Madame Antonieta hizo una demostración de arte en un acto
organizado por su familia. Cantó varias coplas con sus hermanos que formaban
una especie de orquesta: José con el violonchelo, Carlos ejecutaba el violín,
Fernando con el tambor, María Ana y María Cristina, sobrias y elegantes, en el
piano. Se trataba de una fiesta organizada por la emperatriz en honor de su
esposo Francisco de Lorena.
María Antonieta prefería la compañía de su
padre, eso lo demostraba siempre en la vida diaria ya que los unían los mismos
gustos: la música, los bailes, las reuniones y los paseos a caballo.
En agosto de 1765, Francisco de Lorena
murió de un ataque de apoplejía. María Teresa compartió, desde ese momento, el
poder con su hijo mayor quien se convirtió en el emperador José II.
A pesar de que madre e hijo se profesaban
un profundo cariño, como gobernantes disentían: María Teresa era prudente y
conservadora en tanto que su hijo era renovador. Él viajó mucho para conocer
los problemas de sus súbditos; no le interesaba la etiqueta de la corte y
muchas veces se hospedó en posadas. Fue nombrado el emperador del pueblo porque
buscó siempre mejorar su condición, pero ello no impidió que gobernara en forma
absolutista.
María Teresa y José se caracterizaron por
la centralización administrativa y la germanización de todas sus posiciones.
Viena fue la única capital, correspondiendo un rol secundario a Budapest, Milán
y Bruselas.
En el orden religioso, María Teresa
realizó reformas por su profundo catolicismo, pero José II creó la Iglesia
nacional donde reconoció igualdad de derechos a todas la confesiones, excepto a
los judíos que a pesar de ello pudieron permanecer en Viena a cambio de un
impuesto especial.
Francisco de Lorena había dejado, antes de
morir, unas palabras para su familia. Eran consejos, códigos de vida y deberes.
María Antonieta era muy niña para comprender las advertencias de su padre donde
hablaba también sobre la economía, el juego, el favoritismo y la caridad; sin
embargo, una noche de invierno cuando oyó comentarios sobre la miseria que
existía en ciertos barrios de Viena, ella entregó a su madre una caja con
cincuenta ducados:
‒Quisiera dar este dinero para los pobres
y desdichados.
La niña entendía que había que hacer el
bien, despojarse de soberbias y transmitir lo bueno que llevaba dentro: la
caridad del gesto y de la palabra.
En 1763 Mozart fue invitado a la corte de
Viena. El músico, algo torpe, trastabillaba en el entarimado y la gente se
mofaba. María Antonieta, con siete años, lo ayudó a incorporarse más de una
vez. El pequeño artista, dotado de gran carisma, allí mismo le propuso
matrimonio rendido por los encantos de la niña; sin embargo, ella no era un
prodigio de virtudes. Se mostraba rebelde ante los profesores: una alumna
totalmente incorrecta que hablaba sin descanso. Se embriagaba con las palabras,
las acomodaba a su gusto e imponía el silencio a los mayores. Cada uno
representaba una grotesca figurilla sin voz. A ella no le importaban los
columpios danzarines sino la oratoria feroz, la autoridad de un gesto altivo,
ser grande desde su altura.
Un gato bajo la nieve
Alexandre subió a su buhardilla turbado
por las inquietudes nerviosas que le producían sus propias incertidumbres.
Al
día siguiente, decidió no quedarse encerrado toda la mañana; se fue a dar un
paseo a lo largo del muelle de los Grandes-Agustinos. Se sentía atormentado. Su
cabeza iba a estallarle en cualquier momento debido a sus innumerables
conjeturas. Estaba obsesionado.
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