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domingo, 16 de junio de 2024

Licia (Cap V. La mirada de Celine-1era parte)

 


V

LA MIRADA DE CELINE

 

El sueño de María Teresa de Austria era que su hija se convirtiera, con los años, en reina de Francia. La emperatriz se esforzaba por casar a su hija con el mayor de los nietos del rey Luis XV, el delfín Luis Augusto y futuro Luis XVI. Al mismo tiempo, acariciaba la idea de unir a otra de sus hijas, Isabel, con el viejo Luis XV. Se trataba de sellar la alianza franco-austríaca concretada en 1756 por el tratado de Versalles, con el fin de neutralizar la ascensión de Prusia y la expansión de Inglaterra.

 

Mientras esperaba su presentación en la corte de Versalles, Madame Antonieta hizo una demostración de arte en un acto organizado por su familia. Cantó varias coplas con sus hermanos que formaban una especie de orquesta: José con el violonchelo, Carlos ejecutaba el violín, Fernando con el tambor, María Ana y María Cristina, sobrias y elegantes, en el piano. Se trataba de una fiesta organizada por la emperatriz en honor de su esposo Francisco de Lorena.

María Antonieta prefería la compañía de su padre, eso lo demostraba siempre en la vida diaria ya que los unían los mismos gustos: la música, los bailes, las reuniones y los paseos a caballo.

En agosto de 1765, Francisco de Lorena murió de un ataque de apoplejía. María Teresa compartió, desde ese momento, el poder con su hijo mayor quien se convirtió en el emperador José II.

A pesar de que madre e hijo se profesaban un profundo cariño, como gobernantes disentían: María Teresa era prudente y conservadora en tanto que su hijo era renovador. Él viajó mucho para conocer los problemas de sus súbditos; no le interesaba la etiqueta de la corte y muchas veces se hospedó en posadas. Fue nombrado el emperador del pueblo porque buscó siempre mejorar su condición, pero ello no impidió que gobernara en forma absolutista.

María Teresa y José se caracterizaron por la centralización administrativa y la germanización de todas sus posiciones. Viena fue la única capital, correspondiendo un rol secundario a Budapest, Milán y Bruselas.

En el orden religioso, María Teresa realizó reformas por su profundo catolicismo, pero José II creó la Iglesia nacional donde reconoció igualdad de derechos a todas la confesiones, excepto a los judíos que a pesar de ello pudieron permanecer en Viena a cambio de un impuesto especial.

 

Francisco de Lorena había dejado, antes de morir, unas palabras para su familia. Eran consejos, códigos de vida y deberes. María Antonieta era muy niña para comprender las advertencias de su padre donde hablaba también sobre la economía, el juego, el favoritismo y la caridad; sin embargo, una noche de invierno cuando oyó comentarios sobre la miseria que existía en ciertos barrios de Viena, ella entregó a su madre una caja con cincuenta ducados:

‒Quisiera dar este dinero para los pobres y desdichados.

La niña entendía que había que hacer el bien, despojarse de soberbias y transmitir lo bueno que llevaba dentro: la caridad del gesto y de la palabra.

 

En 1763 Mozart fue invitado a la corte de Viena. El músico, algo torpe, trastabillaba en el entarimado y la gente se mofaba. María Antonieta, con siete años, lo ayudó a incorporarse más de una vez. El pequeño artista, dotado de gran carisma, allí mismo le propuso matrimonio rendido por los encantos de la niña; sin embargo, ella no era un prodigio de virtudes. Se mostraba rebelde ante los profesores: una alumna totalmente incorrecta que hablaba sin descanso. Se embriagaba con las palabras, las acomodaba a su gusto e imponía el silencio a los mayores. Cada uno representaba una grotesca figurilla sin voz. A ella no le importaban los columpios danzarines sino la oratoria feroz, la autoridad de un gesto altivo, ser grande desde su altura.

 

Un gato bajo la nieve


 

Alexandre subió a su buhardilla turbado por las inquietudes nerviosas que le producían sus propias incertidumbres.

 Al día siguiente, decidió no quedarse encerrado toda la mañana; se fue a dar un paseo a lo largo del muelle de los Grandes-Agustinos. Se sentía atormentado. Su cabeza iba a estallarle en cualquier momento debido a sus innumerables conjeturas. Estaba obsesionado.

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LICIA. HERMANA MÍA
-----------------María Antonieta, María Teresa de Austria, Luis XV, Reina de Francia, Versalles, Francisco de Lorena.

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