miércoles, 17 de julio de 2024

La abuela francesa (Eduardo-1895-1era parte)

 


EDUARDO

-1895-

 

 

Melanie Bourdet Chabot du Champ tenía más apellidos que porotos en un guisado y hacía uso de ellos para hacer valer su autoridad. Cuando tuvo el bebé los negocios marchaban bien y fue estentóreo el alumbramiento pues todos sus hijos lo festejaron con euforia y se maravillaron ante la exuberancia de los colores en el rostro del pequeño a quien llamaron Eduardo Alberto.

El culto a la familia quedó indeleble por siempre y jamás se dejaron vencer por las miserias de los hombres, con andar pausado marcharon hacia la conquista de momentos nuevos.

Melanie y François tuvieron dos hijos más, Francisca y José. Los mismos nombres inmortales para marcar un sello legítimo. Con estos últimos nacimientos fueron nueve, igual que cuando vinieron de Suiza.

El enrevesado destino avasalló con apetito desordenado las alegrías y tristezas y dio un empujón sorpresivo como una dádiva a esas personas minúsculas en un mundo tan gigante.

 

 

El vicepresidente José Evaristo Uriburu completó el período de gobierno hasta el año1898 que dejó el mandatario dimitente, Dr. Luis Sáenz Peña.

Su primera moción fue dictar una amnistía general que pacificara los espíritu. La Unión Cívica Radical, fuerza opositora, quedó bajo las órdenes de Hipólito Irigoyen al quitarse la vida Leandro N. Alem en 1896.

En la ciudad se concretaron nuevas obras; el tranvía, tirado por caballos, fue uno de los principales medios de transporte a fines del siglo XlX, reemplazado luego por el eléctrico.

 

El 16 de enero de 1886 Carl Benz patentó el primer moto-vehículo que no le debía su medio de propulsión a un animal. Se llamaba Benz Victoria. Tenía tres ruedas: dos traseras y una delantera para dirección tipo horquilla de bicicleta. El motor era motocilíndrico, ciclo Otto con una potencia aproximada de 3HP o un régimen máximo de 450 r.p.m, con carburador evaporativo y encendido electrónico provisto de batería, bobina y bujía.

La ubicación privilegiada de Rosario motivó que la mayoría de la producción de cereal  del país saliera de su puerto, cuya capacidad se midió en millones de toneladas.

La fábrica de Melanie siguió creciendo; ya contaba con cincuenta empleados.  Elemir y François trabajaban a la par de ellos porque querían legar a sus descendientes un capital importante. Dejaban toda su energía para construir el futuro y no disfrutaban mucho de los beneficios que eran demasiados.

La estancia parecía una gran aldea con caminitos sinuosos entre manzanos, ciruelos y almendros, era un paisaje que daba paz al alma imposible de lograr en otro sitio. En la casa vivían todos juntos: los hijos de Melanie con Rodolfo, los tres pequeños con François y Elemir que era un miembro más. El orgullo que sentían por haber llegado a ocupar ese lugar, después de haber sufrido la pobreza y el desamparo, los ennoblecía mucho. Exponían sus cosas como quienes muestran un sentimiento; la humildad era la mejor virtud que tenían porque no necesitaban hacer bulla para demostrar que existían.


Melanie iba siempre al pueblo porque hacía contribuciones para la iglesia que se estaba construyendo; donó bancos y dinero para el altar que resultó ser bastante costoso. Dejaba a los niños al cuidado de los más grandes, de la lavandera Rita o de un mucamo negro que se llamaba Jeremías. No quería estar alejada demasiado tiempo del hogar pero tenía obligaciones que cumplir y, a veces, se sentía impotente cuando no podía asumir las responsabilidades. Siempre necesitaba estar en la casa aunque hubiera mucha gente para ocuparse de las tareas; indudablemente, la omnipotencia era un matiz más de su indómito carácter.

**

LA ABUELA FRANCESA
------------------------------Patria, Los inmigrantes, La lucha femenina, Los indios del sur, La Patagonia, La herida, Los inventos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario