jueves, 4 de julio de 2024

La trama del adiós (ex La Novia) (Parte 14)


 

La escena mostraba a las claras el alma vacía, la insensatez y la crueldad de dos personas sin escrúpulos. Conocían a la perfección el oficio de ser malo. Eran discípulos perfectos con sus poderes intactos y de una vida totalmente estéril.

−Te juro por mis hijos, amor, que serás rico −volvió a decir Dolores.

 

 

A los dos días, volvió Salvador de su viaje y encontró la mayoría de sus cosas en su lugar. Fue al escritorio y revisó hasta el último rincón, solamente le faltaba mirar dentro de la caja de seguridad pero como el código de apertura nadie lo sabía más que él no habría sorpresas; sin embargo, estaba vacía y faltaba el dinero. No dijo nada. Se quedó sentado en el escaño de madera del parque contemplando los pájaros; le costaba creer que la ambición y el poder hubieran podido hacer semejantes estragos en su vida y también en el mundo.

“Ya no hay nada por hacer”, pensó.

 

 

−Es un avaro. Nunca le sacaremos nada.

−Tú deja a tu madre que ella sabe cómo hacer las cosas. Vamos a esperar la confirmación de Guillermo.

Roberto se estremeció un poco al escuchar a Dolores. Le pareció más cruel y cínica que nunca pero lo que más deseaba era cambiar de vida, tener otras oportunidades de crecimiento y sobre todo dinero para gastarlo como niño rico que era.

Dolores no se movió al ver entrar a Salvador, tuvo miedo de que hubiera escuchado la conversación. En realidad, él parecía estar bajo los efectos de un sedante y en ese palacio, con muros de cantería y escaleras heladas, ya no existía espacio para la risa.

−¿Falta poco, no? −preguntó Salvador.

−Para qué −contestó Dolores desconcertada.

−Digo… para la confirmación de Guillermo.

−Ah… claro, sí. Mañana a la tarde.

−No quiero que nadie me moleste con reproches hasta ese momento. Esto no es un campo de batalla, necesito tranquilidad.

Dolores y Roberto se rieron de él con complicidad pues estaban confabulados. Salvador caminaba delante de sus propios pasos porque quería llegar rápido. ¿Dónde? ¿Él lo sabía? Fue al escritorio a ordenar sus papeles y documentos; todo estaba a salvo. El arma se la llevaría con él porque no quería correr riesgos, se mostraba sigiloso e imprevisible. Tenía el pelo escaso, su conducta dramática y sus ropas parecían de letrado andino. Luego de haber dejado impecable el escritorio se fue, arrastrando los pies, con sus botas de guerra, hacia la habitación sin preocuparse por nada y con la firme convicción de que él, con sus cincuenta años, ya estaba viejo y cansado.

“He esperado tanto que ya no puede faltar mucho más”, pensó.

Exactamente veinte minutos después de las tres de la madrugada de ese sábado de octubre, sonó el teléfono y lo despertó del sueño. Aún dormido Salvador se acercó a la mesa de noche, tomó el celular y una voz dulce le dijo:

Hola.

−¡Por qué diablos habla en susurros! −gritó.

Hablo así porque estamos a medianoche −dijo la persona del otro lado con su enigmático tono y terminó la conversación.

Salvador no se inquietó porque a la altura de las circunstancias ya nada lo asombraba. Quería dormir para olvidar, para no ver el desparpajo de su familia y para no sentir más ese dolor que lo dejaba a la intemperie, en el marginal sitio de los desprotegidos.


La habitación era amplia, con un sofá y dos sillones de brocado frente a la cama. Las cortinas de la ventana estaban corridas. Antes de acostarse, luego de dos horas, Salvador miró hacia el jardín. Se percibían los primeros resplandores de la madrugada. Pensó en Guillermo y en su inocencia de niño demasiado bueno. Lo quería tanto.

El tiempo pasó rápidamente y llegó la hora de ir para la iglesia. Los hermanos de Guillermo se quedaron en la casa organizando la reunión para el regreso. Una pequeña fiesta para los compañeritos y luego una cena, a gusto de Dolores, para los grandes.

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LA TRAMA DEL ADIÓS (ex La Novia)
--------------------------------El crimen casi perfecto, La Novia, Morir dos veces, La dignidad humana, crueles instintos.

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