sábado, 6 de julio de 2024

La trama del adiós (ex La Novia) (Parte 16)

 


Había un silencio aterido a las paredes poblado de aleteos y de pisadas. El pueblo se despertaba. Salvador se levantó, en el pasillo una sombra se esfumó delante de sus ojos. Parecía caminar en círculos como marioneta de trastienda. Pensó en Roberto y en sus ataques después de las borracheras nocturnas. Permaneció inmóvil mirando aquella sombra amenazante que ya no estaba, pero que volvía sobre sus pasos con la respiración caliente.

Susan traía un plato con dulces y dos panecillos. El reloj daba las nueve.

−¿Va a desayunar, señor?

−Sí −dijo y la miró fijo porque le pareció envejecida como mulata antigua entre sus tinajas de barro.

−Estoy cansada, la fiesta duró hasta recién y no he podido dormir ni media hora.

−Pues, ve a tu habitación. Ellos seguramente se levantarán tarde.

−Gracias –respondió Susan y se perdió por el pasillo atiborrado de papeles, vajillas en el piso, polvo y olor a cigarrillos.

Salvador se sentía vacío y estéril. Se disponía a ir al patio a tomar un poco de aire cuando vio a dos niñas descalzas que empujaron la puerta y volcaron frente a él piñas maduras, plátanos y un canasto con pasteles.

−¿De dónde vienen? − preguntó con ingenuidad.

−De ningún lugar −respondieron y desaparecieron al instante por el camino de baldosas rojas con toda la alegría de la infancia. Parecían reírse de él.

Se estaba volviendo loco de verdad y no podía comprenderlo; su padre, con aspecto de náufrago, le decía que se refugiase en la misma muerte para vivir.

Los ojos se le humedecieron de llanto; antes de verse a sí mismo en una sala mortuoria con tonterías escritas en las palmatorias prefería ahogarse en un lodazal. Tenía que ignorar sus propios pensamientos para descartar los otros, los más peligrosos.

La casa había perdido la tranquilidad. Al descubrir la pasión de Dolores que, en definitiva, nunca fue un secreto: el dinero, Salvador necesitó desahogar ese tormento pero no sabía cómo… Ya era tarde para rectificar errores. Pensó en refugiarse en su trabajo como un autómata, para él todos eran personajes de circo: bailarinas con cuerda, monos acróbatas y payasos tamborileros  que nada tenían ya para aportar a su existencia.

−Pobre niño −dijo por lo bajo pensando en Guillermo a quien amaba mucho−. Serás feliz porque eres diferente.

Así pasó la tarde de domingo Salvador Ferrer, vencido por el dolor de no tener más que dinero para ser dichoso. En la penumbra de su cuarto parecía un espectro del pasado con el corazón en cenizas. No había nadie en la casa. Ese presidio le decía, tras esos muros que había construido con tanto amor, que era un hombre valiente y que había que desatar los hilos, mirar hacia adelante y caminar. El rostro se le humedeció como cuando falleció su padre y sólo entonces comprendió que debía cumplirse la sentencia.

 **


Pasaron tres meses.

Un mañana de lunes, Dolores fue a la habitación de Salvador porque todavía no se había levantado y tenían que llevar a Guillermo al colegio.

Se asomó despacio por la puerta que estaba entreabierta. Él tenía los ojos abiertos. Para Dolores era como un muerto, de esos que aparecen en los sueños. Apartó a Guillermo; le dijo a Susan que lo acompañara al colegio y rápidamente llamó a Roberto. Mía se había quedado a estudiar en la casa de una amiga.



−¡Roberto, hazme el favor de levantarte! ¡No puedo sola con esto! −gritó Dolores desesperada.

−¿Qué pasa, por qué me despiertas tan temprano?

−Creo que tu padre está muerto −le dijo a Roberto con cierta desconfianza en sus ojos.

Entraron al cuarto como dos inspectores de policía a buscar respuestas a los enigmas, sin sentir culpas.

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LA TRAMA DEL ADIÓS (ex La Novia)
--------------------------------El crimen casi perfecto, Crueles instintos, La dignidad humana, Morir dos veces, La Novia.

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