martes, 15 de octubre de 2024

Querida Rosaura (Cap V-1era parte)


 V

 

 

Rosaura, quien ya tenía veinte años, era solidaria; realizaba las tareas de la casa y ayudaba a su madre. Siempre sabía lo que debía hacer sin quejarse de la rutina que le imponía Magdalena. Si algún familiar estaba enfermo lo iba a cuidar por varios días y acompañaba a los deudos cuando fallecía un tío, primo o abuelo. Se quedaba eternas temporadas en casas ajenas para servir a aquellos que sufrían. ¿A ella quién la miraba? ¿Acaso su alma no necesitaba la misma atención?

Su mundo era bastante estrecho; se limitaba a llevar a su hermanito Rubén al colegio de San Jerónimo Sud y luego regresaba en el sulky. Hacía comidas para los labradores, pelaba papas y no soñaba con el futuro porque vivía el presente, sin dramatismos ni alegrías. Lavaba su angustia con los lamentos de Magdalena a quien, tal vez, no le gustaban las tareas hogareñas.

-¡Vamos que ya es tarde!-le gritaba a Rubén a la salida de la escuela porque el niño se entretenía jugando con los compañeros.

-¡Ya voy!

-¡Vamos!-decía Rosaura y lo tomaba de un brazo con energía.

En el sulky, casi al anochecer, se los veía llegar como ánimas en el desierto. Rubén venía golpeándole la espalda a Rosaura que manejaba el sulky con vigor. El niño se rebelaba con una hermana que actuaba como madre porque se elevaba majestuosa imponiendo una guerra innecesaria para él.

Rosaura no tenía ilusiones. Magdalena no quería que tuviera novio porque decía que los hijos varones se tenían que casar primero; Juan José parecía un solterón aburrido que moriría en el abandono y Rubén era muy chico. Juan, el padre, alemán de pocas palabras, no intervenía en los asuntos porque le resultaba tedioso lidiar con su esposa que dominaba las situaciones con delirio o con sabiduría, pero siempre firme sin reconocer errores.

-Las hijas mujeres se quedan a cuidar a sus madres viejecitas. Después, si tienen tiempo, se casan con algún hombre maduro.

Rosaura tenía pretendientes que eran amigos de la familia pero a ella no le interesaban y a su madre tampoco. A veces, iba a algún baile a Rosario acompañada por sus tías solteras: Catalina, Regina y Antonia Shalli. Ellas eran señoritas de elevada clase social, muy distinguidas y arrogantes, que hostigaban a candidatos con rango y título; lo curioso era que dejaban pasar la vida amando todas al mismo hombre.

Rosaura era mucho menor y cuando se quedaba en la residencia unos días, porque iba a aprender corte y confección, tenía que atenderlas como soberanas. ¿Por qué Rosaura no se rebelaba ante la madre y las tías? ¿Era demasiado pusilánime?

José Shalli, muy anciano, le contaba cuentos a Rubén. Al niño le gustaban los relatos inventados por un abuelo de bigotes blancos. A menudo, el pequeño buscaba en una pila de discos de música el tema “El borracho” y cuando lo hallaba, ambos lo ponían en el fonógrafo. Disfrutaban de la velada como dos criaturas. Don José se asombraba de la sencillez con alegría cuando la iluminaban las imágenes pueriles.

Rosaura los miraba de lejos, bajo la bóveda cargada de estrellas que eran sus almas amigas, con la aspereza de un espíritu aburrido por el hastío de los días. No conocía la manera de amar o de demostrar el cariño y se abrazaba a la fuerza de las infinitas señales que no podía descifrar del todo. Ella vivía para los otros y había nacido con esa misión. No pensaba en fugarse ni en quitarse la vida, tampoco en huir a un convento para hallar la paz. Rosaura era una mujer sin futuro que caminaba como los trenes en la certidumbre del riel.

En ese mundo veía culminar sus años enredada en la telaraña tejida por Magdalena; sin embargo, ella la amaba muchísimo. Imaginaba la inasible ternura de una madre que gobernaba con la victoria de un rey que no comprendía las necesidades de una familia. A veces, sentía lástima por ella y por su manera absurda de querer.

Magdalena y José Shalli, su padre, eran casi la misma persona.

Esa tierra de gringos, de campeadores con aperos y cuchillos, era el lugar que le habían donado los antepasados, la simiente de las nuevas eras donde los gauchos habían dejado sus glorias y sus vestiduras para disfrazarse de caballeros, la identidad de los campos arraigada a la lucha por conservar el suelo, la unión de los chacareros, la solidaridad entre las colonias que se consideraban vecinas.

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QUERIDA ROSAURA
-------------------------------Madre, retratos literarios, Santas, Jane Austen, El sacrificio, Personajes de novela, Interpretación de texto, Los inmigrantes.

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