miércoles, 21 de agosto de 2024

La nodriza esclava (Cap 5-Justicia de madre-4ta parte)

 


La joven se erguía, con humildad, en medio de ese tumulto de cariño; con la cabeza levemente inclinada agradecía a la Virgen Santa. Con su atuendo blanco hecho jirones, parecía un arcángel de la Biblia y una nube en el cielo desierto. Su voz mostraba la dulzura y el caos, el querer escapar para siempre y no atreverse, todo el coraje y la cobardía…

Un príncipe en la primera fila de bancos la miraba agradecido. Era inmejorable la postura de hombre político y seguramente casado con alguna fúlgida niña de un castillo medieval. En un costado del monasterio, había dos arpistas que tenían cuernos de elefantes, órganos y campanas.

Isabel terminó su actuación desesperada y se marchó sin hablar con nadie. Por el camino se encontró con un hombre que adivinaba la suerte y con un astrólogo. Lejos, en las colinas, lloraba de miedo a morir Matusalén: uno de los patriarcas antediluvianos del génesis. Ella escuchaba su delirio, mezcla de confusión mental y terror. Nada era tan real pero se dibujaba con mucha magia ante sus ojos.

“La muerte es la más terrible barrera a la que el hombre se ve enfrentado. Así, también, uno de los más antiguos combates ha sido y es tratar de retrasar el instante fatídico.”

La joven recorrió lugares increíbles hasta llegar al castillo; parecía ebria porque se balanceaba igual que un barco de velas. Comenzó a escuchar el sonido de las armaduras, el roce sutil del filo de las espadas y lanzas doradas y el contacto de la seda en los encajes de gitana morena de Ana: la reina condenada. Pensó en la princesa Isabel y en María que ya tendría casi veinte años.

Con movimientos celestiales de plebeya, caminó por los corredores; los sirvientes reunidos hacían comentarios cargados de amenazas. Vio a Ana Bolena entre los nobles, reía, estaba llena de alhajas y embriagada, pero la reina seguía recluida en la Torre de Londres hasta su ejecución.

Afuera, en las escalinatas, una criada adivinaba la suerte; sólo faltaba Enrique VIII que se había trasladado a Escocia para la coronación de un emperador.

Isabel se recostó sobre las almohadas de raso de su alcoba de dama pobre. Pensó en los acontecimientos vividos, incluso en el hombre de la caperuza y en el otro, el que quiso violarla en los bosques. Imaginó aventuras eróticas en esa noche eterna del siglo XVI y sintió terror a la espada y a la tortura de la rueda. Escuchó el ruido de los huesos al quebrarse, sintió estacas en la ingle y el loco mutismo del más allá dentro de las cajas pobladas de abejones, lepidópteros, migalas y gusanos. Las arrugas de anciana joven le surcaban el rostro en una rápida metamorfosis y en la oscuridad experimentó la sensación de ser sólo un vegetal.

Isabel Law no vivía; era menos que un animal en medio de la planicie. Huérfana en todo sentido, era objeto de la gente egoísta y adinerada que existía en ese universo hueco de sentimientos y proclive al maltrato.


En el silencio de las cuatro paredes, pasada la medianoche, se escuchaban conversaciones en lenguas extrañas: latín, griego… Prelados que oraban y recitaban la cuaderna vía.

---¡No! ---gritó Isabel.

Se había despertado sobresaltada al oír el llanto de un bebé.

**

LA NODRIZA ESCLAVA
--------------------------Enrique VIII, Ana Bolena, La Torre de Londres, La Inquisición, Los sacrificios, Isabel, La nodriza, Un bebé.


No hay comentarios:

Publicar un comentario