sábado, 24 de agosto de 2024

La nodriza esclava (Cap 6-La cruz-3era parte)

 


La joven lloraba y les tomaba las manos a la gobernanta y a la pequeña que gemía sin consuelo.

La madriguera era oscura y había tanta humedad que parecía que había llovido un mes entero.

Finalmente, Isabel fue liberada después de las súplicas de Lady Shelton y de su esposo a Enrique VIII y de la niña que tenía fiebre y no quería comer.

Isabel Law emancipada después de pasar  muchos días sin ingerir alimentos parecía un esqueleto. Auguste la llevó a la casa para darle las primeras atenciones; se había salvado de milagro. Podría haber caído por ese abismo, el que ella tanto temía; sin embargo, la zozobra estaba culminando.

Era mortífero seguir con esa agonía. Huir siempre de ese hombre que la envolvía en un vértigo sin freno ni límite. Quizá quería lujuria o simplemente la asustaba, pero era perseverante tanto como el llanto del bebé que escuchaba siempre. Tendría que ir de alguna bruja de ojos color pastel para saber el porqué de esa persecución absurda.

Judas volvía a ensombrecer la vida de una cristiana fiel con su garboso cuerpo de rufián. ¿En qué terminaría su existencia ilógica?  ¿En suicidio?

---Permitidme entrar ---se escuchó una voz.

Era el tío Baldomero que venía a devolver la cruz. La figura del anciano parecía  desapacible, pero al entrar en la choza mostró una forma de inocencia y la humanidad brotó de sus ya avanzados noventa años.

---Vengo a traer un crucifijo que he encontrado en mi alcoba de enfermo. Sobrina os entrego este regalo.

Baldomero no recordaba que pertenecía a Isabel y que ella, por su intermedio, lo había rescatado de morir.

---¡Oh espíritu divino, manantial sacrosanto de gracias y de dones ---decía Baldomero---. Fortifica mi ánimo, ilumina mi alma, endereza mis pasos, para que siempre cumpla con los sagrados mandatos y que nunca me aparte del camino, que Dios para servirle me ha mandado.

El tío hablaba igual que el apóstol Pedro; predicaba y mencionaba el monte Gólgota o calvario.

Baldomero Josuán se fue apoyado en su bastón; la barba nevada le cubría el rostro. Recitaba canciones vienesas y decía:

---Sólo premiará el eterno Padre al que mire a la Iglesia como Madre.

Isabel y Auguste, perplejos, lo vieron alejarse. La cruz estaba sobre la mesa y tenía luz propia. Ella la guardó en un cofre antiguo de níquel, y allí iba a dejarla hasta que la necesitara. En su poder el miedo se volvía coraje.

Al otro día, sucedió algo inesperado; el hecho dejó a Isabel desnuda frente a las inclemencias del destino que jugaba con su piel seca de anciana curtida al revés de la vida.

Simpronio, hijo del prefecto de la ciudad, estaba enamorado de ella. Él sabía que era casada pero no le importaba; se esforzaba, con tenacidad, por lograr su amor pero Isabel se negaba. Simpronio para justificar sus raptos de desesperación solía hacer cosas inverosímiles; en cambio, la joven aburrida de su acoso le demostraba cierta apatía peligrosa. Auguste no sabía nada.


A causa del tormento que le ocasionaban sus anhelos insatisfechos, Simpronio cayó gravemente enfermo; su padre instó a la muchacha a corresponder a su amor. Al recibir la negativa, el prefecto la sometió a juicio; arrancó sus ropas y la llevó a una casa de citas. ¡Pobre Isabel!, tan frágil y vulnerable, otra vez castigada por la desventura.

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LA NODRIZA ESCLAVA
-------------------------------Enrique VIII, Ana Bolena, La Torre de Londres, La Inquisición, Los verdugos, Isabel, Inglaterra.

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