lunes, 9 de septiembre de 2024

Las horas de Coty. Vivir con anorexia nerviosa (1-Constance de Luca-1era parte)

 


1

CONSTANCE  DE LUCA

 

El viento frío de las calles, que la impulsó con sus embates durante la última hora, se había convertido en una leve y cálida brisa que le acariciaba el rostro al descender hacia las vías del ferrocarril. La sombra de ella misma se hermanaba con el invierno.

La noche de su vida cubría la tierra.

Se llamaba Constance igual que su madre, pero le decían Coty. Su familia eran hijos y nietos de descendientes franceses.

Un seto apareció ante sus ojos a una distancia de doce pasos. Sus sentidos confusos percibieron el aroma que despedían las zarzas resecas y humedecidas por las lluvias.

El tren silbaba hacia lo lejos.

Constance iba vestida con un tapado oscuro, color marrón, que dejaba entrever los huesos. La gente la miraba demasiado. No pude reconocerla. Su rostro cubierto por vello impresionaba, y todos bajaban la vista mientras ella no se inmutaba. Parecía sorda y ciega, sólo necesitaba llegar antes que la locomotora que, con su furia, se acercaba tocando su silbato por miedo a los suicidas.

 

Argentina, 1970.

“Estoy cansado: todas las hojas mueren

caen, mueren los pájaros. Caen, mueren las vidas…”

 

Leyó Constance un verso de Neruda , un fragmento de “Eres toda de espuma” .

“De pie te grito. Quiéreme”.

Le habían dado una tarea en el colegio secundario. Le gustaba mucho la clase de castellano, sobre toda la redacción. Cuando la hermana Sofía decía:

−Hoy le voy a dar estos temas para la composición.

A Constance se le iluminaba el alma y comenzaba a escribir a toda velocidad. Quería ser escritora, pero se recibiría de maestra. Es que en ese colegio de monjas egresaban las alumnas mujeres con ese título. En realidad no había varones, sólo niñas.

En esos años el caos dominaba la sociedad; las arterias de las ciudades grandes se veían empequeñecidas por los atropellos y el miedo. En el pueblo todo se mantenía en paz, aunque de vez en cuando los alumnos tenían que huir de las aulas por amenazas de bombas. Constance se mantenía al margen, pero veía por televisión demasiada crueldad y eso le llegaba hondo. Era muy sensible.

Las hermanas del Instituto, en un momento, llamaron a  los alumnos y les dijeron que empezaba lo que se llamaba “Proceso de reorganización nacional”. El país debía volver a ser una Nación ordenada y así lo vieron. Constance sintió paz como nunca antes y eso le dio seguridad y esperanza. Yo no se veía amenazada, entonces pudo salir a la vida sin temores.

Debía terminar sus estudios de maestra.

Su madre Constance y su tía Marie Anne Morel eran seres piadosos y suaves, extremadamente religiosos, que hacían donaciones a la iglesia y que visitaban al cura seguido para saber si necesitaba algo. Iban siempre juntas porque la tía Marie Anne era soltera y vivía en la casa con su hermana y toda la familia.

Dicen que Marie había tenido un novio en su juventud, pero se había separado por alguna razón desconocida; él se casó con otra mujer. Nadie sabía bien cómo habían sucedido los hechos porque Marie Anne era una señorita muy introvertida cuando le hablaban sobre los afectos. Debía ser feliz con su hermana Constance, quien parecía llorar cuando hablaba y sólo pensaba en los desposeídos.

Coty las acompañaba cuando no tenía que estudiar y era una más en esa procesión de hermanas religiosas.

 


Dar sin esperar…

Octavio De Luca, el padre de Coty y de Benjamín y esposo de Constance, era fotógrafo profesional y pintor. Exhibía los retratos artísticos en un escaparate con orgullo, ya que era el mejor del pueblo.

Niños, padres, casamientos y comuniones, todos pasaban por la cámara de Octavio, quien ordenaba cómo había que colocarse y cuál resultaba ser el mejor perfil.

También le gustaba pintar en los ratos libres.

Sus paisajes, algo escabrosos, se parecían a los de Van Gogh , salvando las distancias.

−Papá, ése es igual a “Campo de trigo con cuervos” –decía Coty entusiasmada. No dejaba de admirar las habilidades de su padre tan correcto y didáctico, a quien consideraba un hombre perfecto.

Benjamín, el hermano de Coty, algo bohemio, también pintaba cuadros. Había cursado en la facultad de Bellas Artes, pero había abandonado la carrera. Estudiar en Toulouse Lautrec, Gauguin, Modigliani y hasta Soldi , le resultaba pesado y agotador. A él le interesaba la acción. Pintaba en su propio taller con un ventanal mirando al río. Sus cuadros abstractos sólo los entendía él mismo, aunque admiraba a Van Gogh como Octavio.

−El arte es subjetivo y cada uno le da su propia interpretación –solía decir cuando su madre o la tía Marie Anne no entendían sus trazos y los rechazaban…

−Te va a costar vender esas cuatro líneas.

−¿Y Picasso cómo lo hizo?

−Es que además de talento hay que tener suerte, y este pueblo es el sitio menos indicado para desarrollar las artes. No son valoradas, hijo.

−Por eso, madre, por eso.

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LAS HORAS DE COTY
----------------------Anorexia nerviosa, La depresión, Santas, Sueños de libertad, Adolescencia e identidad, Amor verdadero, El amor es imposible, Van Gogh, Picasso , Soldi.

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