jueves, 26 de septiembre de 2024

Las horas de Coty (7-El secreto de Marie Anne-2da parte)

 


No la dejaban crecer…

Coty se vistió con una camisa blanca y una falda con tablas. Llevaba una cruz enorme bendecida en el Vaticano que Natalia le había regalado cuando su padre, don Luis, había ido a Italia por negocios.

“Ése sí es un papá cariñoso. Nunca vi otro igual. Vive para sus hijas”, pensó Coty en don Luis mientras se arreglaba el pelo con un recogido y un moño. Sabía que a las hermanitas del Instituto no les gustaba el pelo suelto. Coty exageraba. Parecía una novicia, sin los hábitos clásicos, pero una religiosa al fin con esa ropa.

−Estás preciosa –le dijo Constance cuando la vio salir por el pasillo rumbo al colegio. Debía dar una imagen recatada y seria−. Cuidado con ese hombre, que no se cruce en tu camino. Mira si la Superiora los ve hablando, seguro que no te dará el trabajo.

−Sí, mamá. Aunque me parece que estás agigantando los hechos.

−Hay que prevenir, querida.

Por aquellas calles del pueblo donde se oían melodías lejanas de violines, Coty caminó despacio. Proyectaba líneas inconclusas y paralelas de su trabajo y Adrián. No debía pensar en él; si la veía vestida así seguro que se escaparía con los ojos cerrados. Ella no hubiera querido disfrazarse de monja, pero lo hizo por su madre. Le dolía escuchar sus gritos y recomendaciones a veces absurdas y esa eterna disconformidad.

En procesión lenta, llegó a la puerta del Instituto y tocó el timbre de la puerta principal.

−Soy Constance de Luca y me espera la hermana superiora.

−Sí, claro –respondió la secretaria.

Coty entró al escritorio, la dirección del colegio, y allí se hallaba sentada con sus ojos azules la hermana Mercedes. La luz entraba por la ventana que tenía a su espalda y ese resplandor daba justo en la mirada de Coty.

−Permiso.

−Siéntate. Te estaba esperando…

−Sí, estoy muy nerviosa. Disculpe.

−¡Qué bonito es tu crucifijo!

−Es traído del Vaticano y está bendecido por Juan Pablo II.

−El primer Pontífice no italiano que sucedió a Juan Pablo I.

−Es de Cracovia –dijo Coty para demostrar que algo sabía de religión, aunque la hermana Mercedes conocía de memoria la fe religiosa de Constance y de Marie Anne porque las veía, a diario, en las misas y en actos de beneficencia.

−Bueno, no tengo mucho para preguntarte porque te conozco desde niña y sé de tu honorable familia. De las egresadas en la primera que pensé fue en ti. Me gustaría que tomes el primero o el segundo grado. No sé, el que más te guste.

Coty tembló de emoción, se sentía valiente y sensible al mismo tiempo. No había dudas de que su vocación de maestra se desbordaba por sus ojos y aquella sonrisa tierna que la convertía en un ser especial. Ante la sorpresa, que esperaba, no sabía cómo agradecer a la hermana superiora.

−No sé.

−Elige con confianza. El que te sientas más segura. Me parece que eres la persona ideal para tratar con los más pequeños: por tu dulzura y paciencia, por tu suavidad al hablar.

−Segundo grado –exclamó Coty en un suspiro.

−Me gusta mucho porque los niños ya vienen preparados del inicio y empiezan otra etapa: la del aprendizaje más profundo. Sé de tu control y tolerancia, de tu capacidad, ya me estuvo hablando de ti tu madre y tu tía.

−¿Mi madre y mi tía estuvieron en el colegio?

−Sí, hace un par de semanas.

Coty, desilusionada, saludó a la hermana Mercedes y se fue para la casa con el llanto contenido. Quería ser ella misma y no la dejaban, así nunca iba a crecer.

**

LAS HORAS DE COTY
---------------------------Anorexia nerviosa, El Vaticano, Van Gogh, novela histórica, retratos literarios, La depresión, Personajes de novela, Jane Austen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario