sábado, 28 de septiembre de 2024

Las horas de Coty (8-La valija-2da parte)

 


Coty volaba…

Coty parada con su guardapolvo blanco en el aula frente a los alumnos, parecía un ángel. Se sentía la madre de esos niños que la miraban en silencio, con respeto, pero también con amor. Todavía no la habían escuchado hablar y ya la querían. Es que transmitía paz y confianza, abrigo.

−Yo soy la nueva maestra de este segundo grado. Me llamo Constance, pero me dicen Coty. Estoy acá para guiarlos, para enseñarles a andar por este sendero de la vida; una etapa hermosa en la que se encontrarán con curiosidades, lecturas, dibujos, juegos y aventuras, pero también con la historia de nuestra patria y sus orígenes.

Mientras hablaba miró por uno de los ventanales del Instituto San Francisco y vio pasar en su automóvil a Adrián. El corazón le comenzó a latir con fuerza. ¿Por qué? No quería pensar en él, se debía a sus alumnos, a la nueva etapa que iba a comenzar y que era un desafío. Entró la rectora, la madre Mercedes, y los alumnos se pusieron de pie.

−Buenos días, niños. Acá la señorita Constance será su maestra. Espero que todo vaya bien, y que a fin de año podamos recoger todo lo sembrado. Les doy la bienvenida. Qué recen un padrenuestro antes de empezar la clase –le ordenó la rectora a Coty que estaba algo dispersa.

−Sí, claro. Lo había olvidado. Mil perdones.

Marzo traía la música del leño, la fogata del hogar y esa magia cuando la hojarasca era la protagonista. ¡Cuánto romanticismo! Adrián y su auto gris, la mirada, los gestos sin palabras y el paisaje del silencio que se colaba en comunión completa con el rostro de la tierra y sus alas.

Aparecían los cuadros de Picasso frente a los de Benjamín en una grácil mueca despectiva para transgredir los conceptos: el arte es subjetivo.

Coty volaba…

 

−A mí no me engañas. ¿Por qué no me cuentas lo de la peluquería? Te prometo que no voy a hablar mal de esa “señora”. Es más, si ni la conozco. Sé algo por las habladurías del pueblo.

−Ella no tiene nada que ver. Es una mujer callada que educa bien a su hijo, aunque es algo rebelde.

−¿Y Benjamín, entonces…? Tiene la cabeza de piedra.

−No digas eso de mi querido sobrino. Es un buen chico. No lo juzgues porque no sigue los pasos del padre. Él es un ser aparte, distinto.

−Está bien, pero cuéntame porque me da angustia verte tan rara.

−Es que el pasado se me vino encima de repente y tanto o más doloroso que en aquellos años.

−Apareció el campesino. Lo viste. Cómo no se me ocurrió antes. Si todavía lo amas.

−¡No digas eso! ¡No amo a nadie! Ahora no te cuento nada –gritó Marie Anne y se fue para adentro y dejó a Constance tomando mates en la galería rodeada de colibríes que venían a buscar el néctar de las rosas chinas.

−Es la vida, mi querido –dijo al verlo volar con agilidad de duende y plácida felicidad −. Eres la luz del que todo lo ve, el amor de los seres que ya no están en este plano, y llevas mensajes. Gracias, Señor. Cuida a mi querida hermana. Espero que no pierda el rumbo.

La tarde de marzo parecía estar en pleno verano por el calor, aunque todos esperaban los cierzos otoñales. Entre el sueño y la vigilia se hallaban los millones de años sepultados en esa tierra de maestros inmigrantes.

“Papá era un artista, sabía redactar tan bien. Tengo su cuaderno de grado con una caligrafía estupenda. Esa pluma escribía en el aire sus máximas para después… Papá José reconocía los caminos de agua y los del abuelo francés porque veía en sus ojos la alegría y el enojo, el dolor de tener los centavos contados y el futuro en sus manos con surcos”.

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LAS HORAS DE COTY
--------------------------Anorexia nerviosa, Novelas históricas, retratos literarios, Van Gogh, El amor verdadero, La depresión, La soledad, Personajes de novela, Montmartre, Jane Austen.


Hasta acá llego con "Las horas de Coty", una historia basada en un hecho real y acompañada por ficción.
La anorexia, en un pueblo pequeño, en los años ochenta, era una dolencia desconocida. Nadie sabía cómo enfrentarla y cuáles eran sus causas.
Coty, la niña bella y amorosa, cayó en ese pozo y no dejó espacio para la ayuda. Las voces, que escuchaba a diario, eran enemigas y la fueron aislando cada vez más. Cambió su carácter, y todo aquello que la motivaba dejó de importarle.
Se ocultó dentro de sí misma, ciega y sorda, a lo que ocurría en el entorno para convertirse en una extraña.
Si les interesa la historia en la que hablo también de un personaje famoso que falleció por aquellos años y comparto reflexiones de psicólogos y personas que conocen el tema, les cuento que pueden hallar esta novela en Amazon. Gracias por estar.

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