viernes, 8 de julio de 2022

Puerto soledad. (Primer combate. El despotismo como principio. 3era parte)

 



Emilio, azotado por las ráfagas de aire, en una silla de ruedas con barrotes de longevo, trataba de vender las estampas. La gente lo miraba como quien ve a un pobre muchacho; sentían lástima pero lo golpeaban con esos ojos vacíos. Pasaban de largo. El frío penetraba en el cuerpo del soldado y se le helaban las manos igual que sus compañeros en guerra cuando sufrían pie de trinchera.

Emilio esperaba altruismo y solidaridad mientras pedía limosnas y recordaba aquel día:

A un típico chico de clase media que insistía por entrar a la facultad de medicina, el servicio militar le cortaba la posibilidad de rendir el examen de ingreso y lo enviaban a cumplir con los deberes de la conscripción en los primeros meses de 1982.

En marzo, le comunicaron los planes y un mes después lo trasladaron; no sabía exactamente su destino pero todo le parecía una fantasía y hasta llegó a confundir la tragedia que vendría con una experiencia buena y positiva.

Con el tiempo se convirtió en un extranjero de su propia ciudad y un mendigo que reclamaba derechos, planes de trabajo, indemnización…

Pasó varias jornadas vendiendo las estampas mientras la multitud lo ignoraba. Don Jacobo lo cruzó de vereda más de una vez para golpear las puertas de esos vecinos fatigados por el descreimiento y la rutina; algunos no le abrían y otros lo discriminaban regalándole una moneda: la dádiva, una ofensa. Él estaba inquieto por el día de mañana cuando todavía no había resuelto qué iba a hacer dentro de unos minutos.



Al cabo de una semana, ya había logrado reunir cierta cantidad de dinero junto con lo recaudado por la venta de números de quiniela. El azar le abría la puerta a la nueva empleada que Emilio necesitaba para resistir las carencias y la desvalorización, cuando el exceso de agresividad lo cercaba con un ritual tóxico de humo y pólvora.

PUERTO soledad
La guerra de Malvinas
-1982-
--------
Consecuencias de la guerra de Malvinas.
¿Y después?

No hay comentarios:

Publicar un comentario