A la reina Catalina no le importaban las indiscreciones de Isabel porque la divertía mientras cosía las camisas de su marido. Los cantos españoles y los relatos bíblicos eran sus preferidos. Ella quería tener un hijo varón para llenar el vacío espiritual y dejar un descendiente y futuro rey. Enrique estaba obsesionado con el tema y podía transformarse, de un momento para el otro, en un ser cínico y despreciable. Era muy mujeriego. Él trazaba un plan y se debatía luego en mil proyectos pero era arquitecto de sus propias decisiones. Fuerte y seguro de sí mismo, cada día diseñaba un pacto febril y desesperado; cumplía con los compromisos de ese trato y nada lo hacía sentir condenado o arrepentido.
“Mi propio aplauso es el que tiene valor para mí.”
Cicerón
Así vivía Enrique VllI.
-Siempre os diré que existe una raza de Dioses; más no creo que cuiden lo que hacen los hombres, pues si lo hiciesen a los buenos les iría bien y a los malos mal… lo que no sucede-decía el rey.
Isabel no podía comprender cómo no podía querer a Catalina que era una gran mujer. Enrique la respetaba por venir de alta cuna, la amaba a su manera, pero debía tener un hijo por el bien de todos.
-¿ Queréis que os cuente la historia de Jesucristo?
-No, hija, muchas veces has hablado de él.
-Jesucristo nació en Belén cerca de Jerusalén, capital de Palestina, en el año 753 durante el reinado del emperador Augusto. Las primeras épocas de su vida las pasó refugiado en Egipto junto con sus padres. Luego, volvió a Judea y se estableció en Nazaret. Dedicó su tiempo a la oración y a su oficio de carpintero.
Biblia antigua |
-Deteneos…
-Al cumplir treinta años, Jesús cerró su taller y comenzó a enseñar; decía que él era el Cristo o el Mesías a quien esperaba toda la humanidad. Era el hijo de Dios enviado por su padre para salvar a los judíos y al mundo entero.
-Entonces, pedidle que os envíe un niño-dijo Catalina.
-Por supuesto, mi reina.
En ese momento, entró Auguste Deux con unos mensajes para Enrique Vlll que colocó sobre una mesita donde estaba depositada una cruz, propiedad de Catalina y obsequio del Papa Clemente Vll a sus padres.
**
De---La nodriza esclava
Enrique VIII y sus seis esposas.
Las ejecuciones por presunto adulterio.
La Iglesia
No hay comentarios:
Publicar un comentario