martes, 30 de abril de 2024

La última mujer (Cap V. Alan Cooper-2da parte)


 

Tenía que salir de allí por sus propios medios, de lo contrario se frustraría el plan. ¿Qué le diría a su familia? ¿Cómo justificaría ese viaje a escondidas en tercera clase?

El sueño lo invadió sin que se diera cuenta. Se le cerraron los ojos y cayó dormido sin apagar la vela. Sintió un temblor que lo recorrió bruscamente de pies a cabeza y un dolor punzante en el cuerpo que lo despertó de inmediato. Pasó del estado de sueño al de vigilia en un solo paso.

La vela había ardido casi hasta el último fragmento de sebo, pero la punta del pabilo se cayó y la luz era plena en esa bodega atestada de humedad.

 **


Una mujer con el pelo color lino y los ojos gris claro tenía una hermosa beba de dos años aproximadamente en los brazos. La niña miraba fijo a Rebeca y ella le regalaba sonrisas. ¡Qué bonita era! Soñaba con tener un hijo así; sin embargo, Dios no le había concedido esa gracia.

Mark observaba los gestos tiernos de Rebeca y se le partía el corazón. Hubiera dado lo que tenía y lo que no, por darle la felicidad que no podía alcanzar. Se la veía vulnerable, agotada de tantos sueños por cumplir cuando el tiempo se le acortaba frente a los designios de la vida o tal vez de la muerte. Wilson no prestaba atención a aquella niña bulliciosa; estaba en su propio mundo, inmerso en meditaciones que lo turbaban demasiado. Mark suponía que se trataba de la salud de Rebeca y por eso perdonaba su frialdad.

‒¿Cómo te llamas?

‒Amelie ‒respondió la pequeña entre balbuceos casi incomprensibles.

‒Es terrible ‒dijo la madre justificando sus travesuras.

‒Tiene que ser feliz ‒respondió Rebeca con un gesto de ensoñación que conmovió a la mujer de los ojos grises.

‒¿Quiere tenerla un rato mientras yo voy al toilette?

‒Sí, claro.

Amelie era una niña mágica, como de cuentos. Por lo menos así la veía Rebeca, quien la abrazaba contra su pecho para sentir la vida que latía y que a ella le faltaba.

‒No te entusiasmes tanto ‒le dijo Wilson con un gesto verdaderamente insólito. Como si estuviera celoso de aquel pedacito de cielo.

‒¿Es cierto lo que escucho? ¡Qué manera torpe de decirme algo que no tiene fundamentos lógicos! ¿Por qué habría de entusiasmarme?

‒Vamos… No discutan ‒intervino Mark para calmar los ánimos.

Carl y Amy miraban el reloj del pasillo entre el ruido de las copas, la música y la algarabía de los aristócratas que no dejaban de parecer vacíos ante los ojos de Mark: un hombre poderoso que siempre se había movido dentro de esos círculos de la sociedad. Es que ahora, con la terrible noticia de Rebeca, se había sensibilizado y aquello que valoraba en otras épocas pasó a segundo plano.

“Los afectos son lo más importante en nuestra vida”, pensó.

Amelie volvió a los brazos de su mamá y todos se retiraron a tomar aire. Quisieron dar un paseo por la cubierta del barco.

Las aguas y el cielo puro se alejaban de las rocas muertas, era a paso fugaz, con los ojos fríos de quien miraba sin ver aquel universo de pensamientos inconclusos y milenarios.

Carl y Amy se abrazaban mirando el mar que los unía en comunión perfecta. Eran felices. En cambio, Rebeca y Wilson se apartaban con pena y preocupación.



‒Cuando miras envuelves, cuando miras acaricias y besas. ¿Recuerdas? ‒le comentó Rebeca dulcemente a su esposo‒. Yo solía decirte eso cuando nos conocimos en un viaje por Irlanda.

‒Algo me acuerdo ‒agregó Wilson distraído.

‒Los hombres nunca recuerdan las palabras románticas de las mujeres cuando se convierten en esposas. La rutina los aburre. Quisieran ser novios eternos.

‒¿Quién no?

‒No sé. Eso, tal vez, lo piensan aquellos a quienes les gusta ser libres, no tener compromisos ni responsabilidades. Son hombres inmaduros. Pero llega una edad que te cansas y necesitas un hogar tranquilo.

‒Puede ser.

‒¡Qué te pasa, Wilson! ‒le gritó Rebeca aturdida‒. ¡Nunca te vi así tan abandonado y apático! ¿Qué tienes? ¿Es por mí? ¿No quieres cargar con una enferma? Si es eso… ¡Vete!

‒No, amor. No te confundas. Necesito paz para ordenar las ideas. Tu padecimiento me preocupa.

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LA ÚLTIMA MUJER
---------------Titanic, Mi niña, El cariño se gana, La última pelea, La mujer de mis pesadillas, Un viaje largo, Témpano de hielo, Madre.



PRESENTE EN LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE BUENOS AIRES 2024.

MINISTERIO DE CULTURA DE LA PROVINCIA DE SANTA FE-ARGENTINA.

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