Antiguamente, y aún se continúa haciendo en algunas zonas rurales, se saludaba desde lejos "¡Ave María purísima!", a lo que otra persona -esté visible o no para el que llamaba- debía responder "Sin pecado concebida" para identificar si el interlocutor era o no cristiano.
De la evolución de ambas expresiones surgió un saludo bastante común en parte de Sudamérica (Argentina y Colombia) tanto urbana como rural: "¡Buenas y Santas!" confluencia tal vez de la expresión "dar el Santo.
De allí surgió el título de mi novela Buenas y Santas... aunque podría también interpretarse de varios modos por el argumento.
"No sólo hay que ser bueno, sino también parecerlo"
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