Ella lo miró con el mismo amor y tristeza que el día en que se alejaron para siempre. Parecía haber quedado detenida en las horas aquellas de su adolescencia, estaba igual o más bella; a Dolores, en cambio, el tiempo la había castigado en demasía. Salvador se olvidó un poco de Guillermo para mirar a Clara que no dejaba de observarlo con sus ojos oscuros; ese halo de soledad que siempre tuvo y que transmitía le llegó al corazón como una daga. Sintió arrepentimiento, culpa, vergüenza…
Ella se había quedado soltera esos largos treinta años, con la angustia de no saber el porqué del abandono. Se notaba que todavía sentía amor por él, pero también no podía negar que la situación resultaba absurda e irreal. Clara era una mujer demasiado espiritual, pero se hallaba herida. (fragmento)
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De--- La Novia.
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