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El silencioso grito de Manuela (Cap XXI 3era parte)

 


-Tú que dices ser mi madre, llévame con papá porque necesito pedirle perdón.

-No -dijo Manuela llorando.

-Eres mala.

-Hija, no sé cómo decirte… tú no puedes…

Manuela, a punto de trastabillar, no quería que supiera que Julián había muerto. Con Manolo habían decidido que jamás se lo dirían por temor a una reacción, aunque no sabían bien si ella llegaría a entender y a aceptar la partida de un padre a quien consideró siempre su dueño, el ser que más la amaba, el que daba la vida por ella.

Letizia, convertida en una novia frustrada, como lo fue siempre, con ese vestido blanco, reflejaba la confusión y la debilidad. Atrás había quedado su presente manipulado por otros con ideas retorcidas; ella sólo quería hablar con Julián y los demás la miraban con estupor.

-Vamos… vamos… despejen el lugar -decía Socorro-. Tengo que seguir con la limpieza porque hoy es sábado. Es que no se dan cuenta que molestan a los inquilinos. Vaya, gente mezquina y sin sentido común.

-Deje que “La Nueva” se despida, no ve que se va y ya no va a volver. Mejor que se lleve el gato. ¿No? Usted que dice… -respondió la vecina a espaldas.

Letizia seguía parada frente a Manuela en actitud suplicante. Su madre, completamente estática, no se atrevía a emitir palabras por temor a una reacción que al ser enfermiza culminaría de mala manera.

-Tú, hereje, dime: ¿Papá dónde está?

-Letizia, ven vamos a casa -dijo Manolo mientras la sostenía del brazo y la llevaba hacia la puerta.

-¡Por fin! -gritaba Socorro eufórica.

-“La Nueva” era buena. ¿No le parece?

-Cállese que se puede arrepentir.

-Es que parecía tan dulce con ese gato en brazos.

-¡Basta!

Manolo sostenía el cuerpo esquelético con desconfianza porque no sabía cómo hacer para expresarle su sentimiento, aunque se hallaba confundido. Letizia, muy vulnerable, lo miraba fijo tratando de roer sus pupilas transparentes.

-Hija, vamos al auto.

-Déjame. ¿Dónde está papá? Me mienten.


-Mira, no te lo hemos dicho para protegerte. Has sufrido mucho y tienes derecho a un minuto de paz pero creo que ya ha llegado el momento porque la situación es insostenible. ¿No le parece, Manuela?

-¡Basta, infeliz!

-No me trate mal, usted sabe que no se puede seguir ocultando la verdad.

-Letizia, hija mía, te amo. Tu padre ha muerto -dijo Manuela llorando a los gritos.

-Cálmese que le va a hacer mal.

**

EL SILENCIOSO GRITO DE MANUELA
Eternamente Manuela.
Novia frustrada.


Gracias por esta imagen. Es una captura de las búsquedas de la novela. Me da mucha ilusión que se interesen por la vida de Manuela (un personaje real) y por otro lado me pone triste que no la puedan adquirir. No es fácil comprar por internet. 
Si lo desean me pueden escribir a lujanfraix@hotmail. com y se las puedo enviar (de regalo) Siempre dentro del territorio argentino.
Gracias por tanto.
------Esto es Autores Editores de Colombia, pero venden para todos los países.

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