-Tú que dices ser mi madre, llévame
con papá porque necesito pedirle perdón.
-No -dijo Manuela llorando.
-Eres mala.
-Hija, no sé cómo decirte… tú no
puedes…
Manuela, a punto de trastabillar,
no quería que supiera que Julián había muerto. Con Manolo habían decidido que
jamás se lo dirían por temor a una reacción, aunque no sabían bien si ella
llegaría a entender y a aceptar la partida de un padre a quien consideró
siempre su dueño, el ser que más la amaba, el que daba la vida por ella.
Letizia, convertida en una novia
frustrada, como lo fue siempre, con ese vestido blanco, reflejaba la confusión
y la debilidad. Atrás había quedado su presente manipulado por otros con ideas
retorcidas; ella sólo quería hablar con Julián y los demás la miraban con
estupor.
-Vamos… vamos… despejen el lugar
-decía Socorro-. Tengo que seguir con la limpieza porque hoy es sábado. Es que
no se dan cuenta que molestan a los inquilinos. Vaya, gente mezquina y sin
sentido común.
-Deje que “
Letizia seguía parada frente a
Manuela en actitud suplicante. Su madre, completamente estática, no se atrevía
a emitir palabras por temor a una reacción que al ser enfermiza culminaría de
mala manera.
-Tú, hereje, dime: ¿Papá dónde
está?
-Letizia, ven vamos a casa -dijo
Manolo mientras la sostenía del brazo y la llevaba hacia la puerta.
-¡Por fin! -gritaba Socorro
eufórica.
-“
-Cállese que se puede arrepentir.
-Es que parecía tan dulce con ese
gato en brazos.
-¡Basta!
Manolo sostenía el cuerpo
esquelético con desconfianza porque no sabía cómo hacer para expresarle su
sentimiento, aunque se hallaba confundido. Letizia, muy vulnerable, lo miraba
fijo tratando de roer sus pupilas transparentes.
-Hija, vamos al auto.
-Déjame. ¿Dónde está papá? Me mienten.
-Mira, no te lo hemos dicho para
protegerte. Has sufrido mucho y tienes derecho a un minuto de paz pero creo que
ya ha llegado el momento porque la situación es insostenible. ¿No le parece,
Manuela?
-¡Basta, infeliz!
-No me trate mal, usted sabe que no
se puede seguir ocultando la verdad.
-Letizia, hija mía, te amo. Tu
padre ha muerto -dijo Manuela llorando a los gritos.
-Cálmese que le va a hacer mal.
**
Gracias por esta imagen. Es una captura de las búsquedas de la novela. Me da mucha ilusión que se interesen por la vida de Manuela (un personaje real) y por otro lado me pone triste que no la puedan adquirir. No es fácil comprar por internet.
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