Celine, quien ya tenía siete años, recibía
la educación que Rosalie le podía dar. Tenía en su cuaderno una página de
escritura de excelente caligrafía. Escribía poemas breves. Se dejaba llevar
ingenuamente por las ideas que bullían en su cerebro olvidándose de todo
aquello que la rodeaba. Llenaba hojas enteras con palabras: padezco, contemplo,
respiro, pienso...
Sabía muy bien de qué estaba hablando y
hasta podía ver el desorden mental de Alexandre, pero no lo decía porque estaba destinada a otro lugar: el que "alguien" había escrito sobre papiros antiguos, bajo leyendas increíbles... más allá de los tiempos.
Ella lo sabía, por eso se dejaba sorprender, y era ángel con alas desnudas, niña que jugaba con la nieve, retrato de otra que buscaba refugio en viejas paredes de claustros.
Celine tenía los ojos azules y algo que contar...
❤
La Revolución francesa-1790
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