Manuela niña-mujer.
Ella le temía al futuro mientras vivía en el pasado. No podía desprenderse de sus fantasmas interiores y por ello tampoco podía crecer. Se lamentaba, rezaba rosarios enteros... Con la ansiedad propia de quien esperaba cosas que quizá no iban a suceder. Y así vivía, sin reparar en sus hijas, olvidando sus obligaciones y esperando que otros ocuparan su lugar.
La vida la fue acercando a ese futuro y le dio la razón. El miedo la abandonó en sus últimos años porque ya todo había sucedido...
El silencioso grito, el que no puede salir porque le teme a la libertad.
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