El camino rojo llevaba a "Las Acacias".
Milagros iba en aquella calesa en ayuda de él, Juliancito. Necesitaba obligarlo a crecer.
La vida los había colocado uno frente al otro y eran dos polos opuestos, pero ella, desde el corazón, necesitaba buscar la manera de acercarlo a otro sendero que no fuera el de la plegaria, el de la lástima...
Él no se dejaba ayudar.
El militar Aurelio Correa Viale, vigilaba. Era un centinela de las vidas que lo rodeaban y hasta de las emociones.
No quería que nada estuviera librado al azar porque no le gustaban las rebeldías; sin embargo, el camino rojo lo sorprendió...
No le dio tiempo a dar órdenes.
La vida ofrece otras oportunidades, hay que saber mirar.
SOLA.
La tímida valentía de crecer.
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