martes, 20 de septiembre de 2022

Querida Rosaura (Cap II-4ta parte)

 

¿Para qué tantas preguntas? ¿Qué complicados que son los mayores? Mientras continuaba la discusión, ella se recluía en el cuarto donde había una caja con la ropa del bebé: unos baberos de linón bordados en punto sombra, un ponchito con motas, batitas y toallas. Sacaba todo de su lugar y luego lo volvía a acomodar con prolijidad. Miraba el techo y las paredes desteñidas y sentía escalofríos, miedo a una oscuridad completa y a esas verdades latentes que no se podían modificar: la cadena humana, ese eslabón que se cortaba con un ruido seco de hierros, el dolor que no conocía todavía y el perfume como una bocanada de humo que entraba por las grietas.

-Mamá, mamá…-dijo llorando-.Una estrella entró a la habitación y me miró de cerca, vino a pedirme el amor que yo no le doy.
-Niña, deja las fantasías, no sientas culpa porque eres muy pequeña. Todavía no sabes nada de la vida.
-Tú sí sabes, cuéntame…
-Eres mi única hija-contestó Magdalena con cierto aire posesivo de madre controladora y absorbente.


 --- Querida Rosaura
      ¿Cuánto dura el amor?
       La eternidad

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