Se despertó la luna en el espejo
al desnudar su tiempo en el plateado;
quiso ser el lenguaje de un legado
y mostró a mis carencias su reflejo.
Pude verme con formas de infinito
en el severo mundo del cristal,
y a orillas de un silencio visceral,
entregué la figura donde habito.
Me quedé en las tinieblas retratada
para asistir mi paso de memoria
en su quieta retina, acorralada.
Mi rostro tiene el tiempo de una historia
y en el glacial abismo de la nada
puede ser geografía y trayectoria.
Frede Peralta Massare.