lunes, 9 de enero de 2017

Mi padre






Mi padre solía pasar largas jornadas
en sus campos recorriendo los alambrados
y mirando crecer el trigo o la soja.


Se sentía como su progenitor Eduardo (mi abuelo), 
a quien amaba:
un gaucho puro de las Pampas.




En aquella soledad
podía cavilar sobre su pasado:
el trabajo arduo a que era sometido,
su madre llorando sin parar,
la vida injusta que le había tocado en suerte. . .


Sólo le importaba su caballo blanco 
y sus vacas negras. . . ,


multiplicar su dinero que no era mucho,
quería comprar una estancia
en honor a su abuela Melanie,
tan célebre en el pueblo por aquellos años.
Cuántos sueños!!!
No pensaba que tenía una esposa y una hija
que vivían casi sin él.




Recuerdo que mi padre siempre estaba en el campo
recorriendo sus sembrados.
Mi madre tuvo que cumplir los dos roles
en mi vida.
Él fue una persona muy apática,
distante,
que siempre vivió en la soledad
con su alma desgarrada por algún dolor antiguo. . .
Su mente,
atiborrada de pensamientos,
lo alejaba de los compromisos familiares.
No fue malo,
era simplemente su carácter.
Quizá no me aceptó del todo
porque deseaba un hijo varón.
Se llevó sus secretos...

Luján Fraix