sábado, 13 de abril de 2019

La magnolia



Bárbara Mock



Desde mi cuarto sentía el perfume...
Solía jugar sentada
en el enorme tronco.
Las palomas parecían escuchar
mis monólogos y susurraban
desde el tejado de la antigua casa vecina.

Un día,
encontré un gatito negro durmiendo
en el lecho de aquel árbol
centenario.
Fue mi gran amigo...
Cuando murió lo sepulté
en el mismo lugar donde lo había hallado,
al pie de la magnolia.

Al tiempo,
creció en ese mismo sitio
una hermosa flor.


Luján Fraix

Sophie Anderson