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Tertulias de la abuela: su tarde de té





Siempre es gratificante recordar los tiempos de la abuela
porque ellos nos traen reminiscencias
de una época que nos llenaba el alma de magia.
El té era único
y los perfumes también
envueltos de jazmines y ciruelos.


Alguien dijo que el perfume
se vuelve persona.
Así es en el caso de mi abuela,
sobre todo con las plantas
que rodeaban aquella casa de duendes
como decía yo...


Plantas que como decimos hoy
son antiguas.
Una de ellas es el lazo de amor
que es una herbácea de origen africano.
Son sensibles al frío,
se adaptan mejor a media sombra.
Prosperan en cualquier tipo de suelo,
se multiplican por división,
por acodos,
de estolones.


Otros perfumes de aquellos viejos tiempos
eran el jazmín y la maldreselva,
los malvones.


Las anémonas, las cascaditas,
Charoles, helechos, 
hortensias.


El inolvidable aroma de los azahares
traía todo un bagaje
de sentimientos auténticos,
puros, cargados de ternura
en los salones abrigados con la calidez
de las palabras y de las caricias.


Los perfumes están relacionados 
con la intensidad y la pureza
e imprimen los recuerdos con nitidez.
de allí su poder evocador
de lugares y situaciones,
pero sobre todo de amores.


Las modas suelen ser muy variables
y las plantas no escapan a ese dictado.
Y así como algunas especies de vanguardia
se venden apenas llegan a los viveros,
otras son consideradas antiguas,
y ni siquiera son cultivadas para la venta.


Muchas de estas plantas volvieron, otras no tanto,
pero todavía puede verse cómo,
en algunos barrios,
ellas siguen formando parte del paisaje
y no podemos dudar de que en esa casa viva
alguna abuela
o que alguien, como mi madre,
haya dejado su alma en ellas.


Te quiero abuela...
En aquella casa pasé momentos muy felices,
entre tus ángeles,
tu paraíso
fue mi cuento de hadas.

Luján 2014