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Mi banquito de madera





Qué terrible y angustiante era para mí
olvidarme mi antiguo
banquito de madera blanco,
que me había hecho mi padre,
 a la intemperie.

Me levantaba a las 12 de la noche o más...
para entrarlo a la casa.
Siempre tuve mucho apego
por las cosas,
una especie de amor
por ellas
como si esos objetos tuvieran vida.

Todavía conservo aquel banquito pequeño,
ahora descansa
de mis atropellos en un rincón 
con una funda crochet color rosa y un pompón.


Luján Fraix



Catalina Estrada








SI...



Si los elefantes luchan, sufre la hierba.
Si estás mirando las estrellas, no te olvides de sentir
el suelo que te sostiene.
Si los frutos son bien dulces,
el árbol es el más viejo.
Si se abre la boca sin pensar,
nada más hermoso que el silencio.
Si una canción es muy exquisita,
poca gente puede participar en el coro.
Si no se entiende una mirada,
tampoco se entiende una explicación.
Si se escucha a ambas partes,
el problema se aclara.
Si estás subido a un tigre furioso,
será difícil bajar.
Si el que manda es justo,
todos obedecen contentos.

Si alguien es feliz,
ni el brillo de un rubí emana tanta belleza.

Anónimo



"El libro de las mentiras", de Aníbal Litvin




Para Aníbal Litvin, periodista, guionista, productor y humorista, desde chicos nos cuentan muchas cosas que no son ciertas: son leyendas históricas, supuestos que se fueron transformando con el paso del tiempo y que están lejísimo de lo que ocurre en la realidad.

Algunos de los mitos que aquí destierra Litvin: el universo no es de color negro, la miga de pan no engorda más que su corteza...

Pero hay mucho más: ideal para divertirse en familia, descubriendo las verdades sobre las mentiras.

"Milo está?", de Milo Lockett





Este libro invita a los chicos a dibujar, pensar, pintar, descubrir y jugar con Milo Lockett. Basado en la obra del genial artista plástico, se pueden encontrar más de cien propuestas lúdicas que ayudan a construir un espacio creativo que impulsa y promueve a la imaginación a partir de un error, una consigna o una idea disparadora. 

Así el chaqueño (argentino)  invita a los niños a que se animen a afrontar diversas aventuras, como pintar con la mano que no utilizan, o hacerlo hasta con la boca y los pies.

El niño que no entendía...





En la escuela había un compañero
 que tenía la fea costumbre de insultar
 a los peatones.

Un día, al salir de clase, encontramos a un anciano que se apoyaba en dos palos, cuando Juan lo vio empezó a tirarle piedritas y a hacerle burla. El pobre hombre lo llamó y lo reprendió diciéndole:

-No debes reírte de los viejos, Dios te mira...

El insolente niño no hizo caso del aviso y al verse libre lo maltrató otra vez. Luego pasó un viajero, el extranjero lo retó y él salió corriendo para no ser castigado. Cuando escapaba tropezó con un ladrillo que había en la vereda, se cayó y se fracturó un brazo.

Juan pasó muchos días encerrado en su casa sin poder jugar y divertirse, eso lo ayudó a reflexionar. Había cometido una enorme falta: insultar a un anciano, una persona frágil que podría ser como su abuelo.

Desde aquel momento, Juan nunca más volvió a reírse de nadie.

Este breve cuento infantil lo escribió mi tío-abuelo José Fraix en el año 1907. Tendría 8 años aproximadamente.